Comunicación digital: herramientas para reactivar la economía

    Son muchas las perspectivas que se pueden abordar respecto al vínculo que
existe y existió entre la sociedad y la tecnología a lo largo de la historia, sin embargo, a
raíz de los eventos que nos está tocando vivir en este año 2020, hay un aspecto en
particular que queda en claro y se trata de que, la simbiosis que se ha venido
produciendo entre ambas partes, hoy se ha convertido en nuestra mejor aliada para
sortear los obstáculos venideros. La tecnología y su incidencia en la comunicación
cotidiana van a ser la clave para dar con los instrumentos que nos van a permitir
volcarnos hacia el mundo digital y hacerle frente, de manera colaborativa y consciente,
a esta época de dificultades y cambios inminentes. La cuestión ya no se trata de
puntualizar las desventajas que ha traído consigo la Revolución Digital, sino de abrirse
a la idea de plantear nuevas filosofías sociales, desafiar modelos productivos y
creativos obsoletos e invertir capital en nuevos medios de comunicación y en hacer
crecer los ya existentes. Si había un proceso paulatino de transformación ocurriendo
con respecto a los usos de los medios digitales por parte de las empresas, la realidad
nos ha demostrado que hay una necesidad de acelerarlo y llevar la comunicación a un
nuevo estadio.

Los medios digitales y el futuro de las empresas.

    El crecimiento de diversos proyectos en el marco de la comunicación, en este
momento presente, está directamente relacionado con replantear paradigmas y
ajustarse a los movimientos exponenciales a los que se enfrenta el mundo en orden de
subsistir. Estamos de cara a la cultura de la inmediatez, desafortunadamente
vivenciando una posible crisis económica a nivel mundial, y las empresas deben
adaptarse a través de la innovación. Cuando todo parece paralizarse, cuando la
realidad parece ponerse en pausa, es que hay que accionar y comenzar a elaborar las
estrategias pertinentes para reactivar la economía.


    Las recientes medidas de confinamiento por parte de los diversos gobiernos,
con respecto a la pandemia de Covid-19, nos obligaron a observar un panorama que
quizás no es otra cosa que un reflejo de posibles conductas sociales futuras en lo
vinculado a la comunicación, el empleo y el consumo. Clases virtuales, home office,
compras online, asistencia remota a obras teatrales, recitales en redes sociales,
teleconferencias, deliverys, producción de contenido artístico íntegramente digital,
asistencia psicológica por videollamada, colaboración remota entre artistas de diversas
áreas, radio desde casa. Más allá de las dificultades de adaptación y las posibles fallas
que solucionar, ¿cuánto de lo que antes parecía poco factible, hoy está ocurriendo?


    Esta situación nos incita a mirar al futuro de manera optimista: tenemos una
gran oportunidad si la aprovechamos para transformar a nuestras empresas o
proyectos. Las herramientas existen y muchas de ellas las tenemos al alcance de la
mano. Es momento de moverse gracias a los medios digitales.

El tiempo es oro, los datos también.

    Las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) fueron las
responsables de acortar tiempos y distancias en las relaciones humanas y hoy son las
encargadas de proporcionar y administrar el recurso más relevante de esta era digital:
los datos. La cantidad de información disponible a partir del uso de internet, permite
orientar un proyecto en base a las tendencias de una sociedad. A partir de estos datos,
hoy en día una empresa cuenta con la posibilidad de ofrecer sus productos o servicios
de manera personalizada, de crear una red de trabajo ágil, directa y, si se quiere,
remota.

Recursos audiovisuales en la era digital.

    Estamos en la época de la tecnología creativa y eso nos demanda cambiar
nuestra manera de pensar la economía si queremos sostener y nutrir a nuestras
empresas y proyectos artísticos y/o comerciales. La variedad de recursos audiovisuales
con los que contamos y la infinidad de plataformas donde generar, acceder y brindar
contenido, favorecen la divulgación del mensaje que tenemos para ofrecer a la
sociedad. Como un estudio de animación, nos atrevemos a observar en particular los
beneficios de recurrir a la producción de videos animados y la importancia que van a
tomar en la comunicación de acá en más. Se trata de un recurso adaptable a
estructuras remotas, que de manera clara y sencilla pueden dejar una huella en el
mercado y que se moldean a todos los soportes existentes. Los videos animados
conforman un amplio mundo de ideas y creatividad que desde hace algunas décadas
se viene explorando y que hoy, impulsados por la necesidad de reinventarse, serán una
de las herramientas más accesibles y eficaces para garantizar una buena comunicación.

La comunicación más allá de los límites físicos.

    La mutación hacia los medios digitales no es sencilla, pero sus ventajas hacen
que el esfuerzo que esta implica valga la pena y, en pocas palabras, va a evitar que una
empresa o proyecto desaparezca al no poder suplir con las exigencias económicas
actuales y los cambios en el consumo. En el proceso de la comunicación, hoy nos
encontramos ante un receptor/consumidor activo que ha vuelto anticuados los canales
unidireccionales de contacto y lo interactivo es menester. La Revolución Digital nos ha
demostrado, a su vez, que la expansión de las ideas ha trascendido las limitaciones
territoriales y que hoy la comunicación se puede producir más allá de los espacios
físicos, la gente puede acceder al mundo a través de la tecnología del hogar y las
empresas y los clientes pueden interconectarse a través de métodos dinámicos e
instantáneos, abaratando costos y reduciendo tiempos.

Un compromiso social.

    ¿Qué implica adaptarse a este cambio que la era digital y la crisis sanitaria nos
demandan? Alentar la conexión y la colaboración entre todas las partes de una empresa y entre el cliente y la empresa, agilizar procesos, invertir en capacitación y cursos online para empleados, flexibilizar horarios, evaluar la posibilidad de generar una estructura de trabajo remota (permanente u ocasional), regularizar y reglamentar los nuevos modos de trabajo, invertir en comunicación digital y, por su puesto, exigir un compromiso por parte de los entes gubernamentales y privados para garantizar la infraestructura necesaria.

Nos toca reflexionar sobre la manera en la que veníamos entendiendo a las
empresas y a la interacción entre sus partes y el mundo en el marco de la
comunicación, el consumo y la mayor transparencia posible. Apostar por los medios
digitales implica confiar en los profesionales y su desempeño, hacer llegar a la gente de
manera rápida y efectiva nuestras ideas, productos y/o servicios y abogar por
herramientas de productividad más ágiles, accesibles y descentralizadas.

Hoy, más que nunca, los medios digitales son la conexión más sólida entre los
individuos y, por ende, nuestra mejor herramienta para sacudir y volver a encauzar
nuestras ilusiones, proyectos y nuestra economía.

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